lunes, 14 de junio de 2010

REFLEXIÓN SOBRE LA PELICULA GRAN TORINO

Gran Torino” encierra entre otras cosas, una profunda reflexión sobre la soledad y un brillante ejercicio sobre la realidad de la inmigración en los Estados Unidos. Realidad y apariencia, presente y pasado, racionalismo y absurdo (¿la escena final de Kowalski?), juegan a encontrarse y repararse sin solución aparente; desde cuando el joven e inmigrante coreano Thao, intenta robar un automóvil Gran Torino de 1972, que Kowalski cuidaba celosamente en su casa. Y es precisamente las escenas finales, las que dan a la película toda una astuta confabulación dialéctica (¡Para que el chico pueda disfrutar su Torino!) con resultados dramáticos que dejan una enseñanza a todos nosotros los espectadores. Para ello, “Gran Torino” abandona la atractiva luz real que vemos en aquel país “Tierra de nadie”, para explorar de nuevo un territorio sociológico y concreto sobre los temas que tocan el sueño americano.

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